Estamos viviendo lo que podríamos denominar una “democracia sincronizada”, que no es sino una “dictadura consolidada electoralmente”, generando un totalitarismo regresivo, a manera de un feudalismo absolutista siglo XXI.
El que todos los poderes se sincronicen con el Ejecutivo elimina toda posibilidad de ejercicio de garantías constitucionales, pues, si el poder supremo considera impertinente el ejercicio de alguna garantía ciudadana, simplemente dispone al órgano respectivo rechazarla, y la garantía queda meramente escrita, y es cuando la indefensión, la impotencia y la frustración generan el factor miedo, que es el combustible del totalitarismo, pero también puede ser su factor de perdición, porque cuando un pueblo es presa del miedo, utiliza el voto como instrumento de redención, paz y liberación.
Considero indispensable que quienes adoptan decisiones políticas en base a los índices y encuestas que determinan el grado de credibilidad, aceptación o rechazo de un personaje político, o de un candidato , incluyan un nuevo índice en sus encuestas, el índice del miedo al poder o al caudillo, porque este índice determinará si efectivamente existe respaldo al totalitarismo o solo miedo; y, si el miedo es relevante, el caudillo está perdido, porque quien revierta el miedo hacia un voto libertario pondrá fin a la democracia sincronizada o dictadura consolidada.