En el artículo de opinión “El juicio político como farsa”, del señor Lolo Echeverría publicado en EL COMERCIO el 8 de junio, su autor señala en una parte del contenido, que ha existido una incoherencia cuando el gobierno actual (que otorgó la ciudadanía ecuatoriana y un cargo diplomático al hacker australiano, que fue incómodo huésped en nuestra embajada en Londres, desde 2012 hasta abril de este año) denunció que el procedimiento seguido habría estado plagado de irregularidades, pero que en el juicio político que la Asamblea Nacional realizó contra la ex canciller por haber efectuado estos trámites, ésta dijo una y otra vez, que lo había consultado varias veces con el Presidente.
En mayo del año pasado, el Lcdo. Lenin Moreno había manifestado en una entrevista con el canal de televisión alemán Deutsche Welle, que: “la decisión de dar la nacionalidad ecuatoriana a Julian Assange no fue mía, fue de mi canciller María Fernanda Espinosa. No fue lo más adecuado, pero yo la respeto” (difundido por diario EL COMERCIO, el 29 de mayo de 2018)
¿Cómo explicar esta incoherencia, entre otras a las que se refiere el autor del artículo? ¿Quién dice la verdad y quién la distorsiona? No quiero ni imaginar que existe un doble discurso. Pero la duda se acentúa, cuando nadie y mucho menos en el poder político, puede o quiere recordar que fue el mismo Presidente Moreno quien propuso al ex secretario jurídico del correato, hoy detenido por presunto delito de concusión, como embajador en Washington. Esta propuesta fue otra incoherencia en el ámbito diplomático y que afortunadamente no pasó a mayores.
Quedan para la reflexión y libre interpretación las palabras del embajador estadounidense saliente, Sr. Todd Chapman: “… quiero ser muy claro: no queremos corruptos de Ecuador en EE.UU.”