Cerca de 4 millones de ecuatorianos no tienen acceso a servicios financieros, una cifra demasiado importante como para pasarla por alto. La cuestión se complica más si solo 24% de micro y pequeñas empresas recibieron crédito en el último año. Lamentablemente, Ecuador nunca ha contado con una política pública de inclusión financiera sostenida en el tiempo, ciertos esfuerzos dispersos desde el lado privado y poco convencimiento desde el lado público. Pero, ahora se requiere una visión diferente que integre la inclusión financiera a la producción nacional, en especial de las pymes y de las organizaciones de la economía popular y solidaria, la base real de la economía nacional. No se pueden crear mejores condiciones de vida para los ecuatorianos sin el fomento de una producción sostenible y sin la generación de empleo decente, para lo cual se requiere un sistema financiero fortalecido y comprometido con los grandes intereses nacionales. Algunas acciones necesarias: reorientación del crédito hacia el desarrollo productivo; implementación de un programa sostenido de educación financiera; fortalecimiento de líneas de crédito dirigidas a la EPS y adaptadas a sus necesidades; revisión de las tasas de interés activas; acceso masivo al mercado de valores.