La in-movilidad en Quito
Todos los candidatos a la Alcaldía de Quito y seguramente la mayoría de la comunidad quiteña coincidió en que uno de los mayores problemas de la ciudad es la movilidad, más bien debería decirse inmovilidad, que afecta a la población urbana y es causa de retrasos, pérdidas de negocios, improductividad, discusiones, peleas y malgenios todos los santos días. Es verdad que en la administración que está por concluir se adoptaron algunas acciones para tratar de corregir el asunto, pero a mi manera de ver, los remedios resultaron peores que la enfermedad. La Policía Metropolitana de Tránsito que reemplazó a la Policía Nacional en estos menesteres está lejos de cumplir con eficiencia su trabajo, el tráfico es imposible a ciertas horas y la ayuda es muy poca, el control del pico y placa y de la zona azul se convirtieron en la obsesión para contar los minutos y perseguir a los automovilistas, el invento de la ciclovía fue un fracaso, un gasto inútil que dañó las calles, aumentó la congestión y consiguió poco en cuanto a la cultura de traslado en bicicleta, pues la topografía y el trazado de las calles de Quito no son adecuados para este sueño importado. El servicio público de transporte sigue igual de malo, indisciplina de conductores y pasajeros, maltrato, invasión de vendedores, música a alto volumen, exceso de pasajeros, correteos y aguantes es lo común. Espero que la nueva administración tome acciones sobre este problema, pero también pida cuentas al anterior responsable de la Dirección de Movilidad sobre los resultados de su gestión y la utilización de recursos. Será fácil, pues graciosamente y gracias al todo todito, ahora él es parte del Concejo como premio a su trabajo deficiente.