En el pasado diciembre de 2011 se aprobó la ordenanza 153 por el Concejo Metropolitano de Quito, que racionaliza la determinación y cobro del impuesto a los predios urbanos y rurales para el bienio 2012-2103.
Puesto que tenemos políticos en las administraciones públicas, que más ven por sus intereses personales y del partido antes que por el bien común, dicha ordenanza nunca se ejecutó, ni por el alcalde anterior, peor aún por el alcalde actual, cuya campaña martillaba en disminuir multas, bajar impuestos prediales y mejorar la movilidad. Lo único que cumplió fue bajar multas, es decir premiar a los que hacen mal.
A aquellos que han trabajado para mejorar su estándar de vida, comprando uno o más bienes inmuebles, este 2018 no sólo se les sube los impuestos prediales, sino que se aplica dicha ordenanza, con lo cual los impuestos en algunos casos se incrementan más allá del 300% del valor del año pasado.
Claro, el próximo año se eligen autoridades seccionales y nuestro alcalde está muy lejos de tener posibilidades de reelección, entonces ya no importa. No hay para que ser demagogo, vamos a darnos un baño de verdad y a subir los impuestos prediales.
Ah, y además, como el presupuesto aún se queda corto, entonces le queda el CEM (Contribución Especial de Mejoras), valor que en los últimos años aparecía atado a ciertos predios, pero según parece las necesidades son grandes y el municipio necesita corresponsabilidad con la ciudadanía para financiar el desarrollo urbano, entonces ahora todos los predios pagan CEM.
Quito está cada vez peor: movilidad, humo, huecos en la calzada, aceras destruidas, basura, ventas ambulantes, postes llenos de cables, etc. Espero que el Municipio invierta dichos impuestos y contribuciones en atacar los problemas y mejorar la calidad de vida de quienes vivimos en la otrora hermosa Quito.