Resulta sarcástico escuchar a funcionarios del Gobierno, que los impuestos abusivos que se están inventando para aplastar a la clase media se destinarán a mejorar la salud de los ecuatorianos. Más hiriente todavía es el mutismo del Ministro del ramo, que debería salir al frente de su hipotético ‘triunfo’.
Los combustibles que nos obligan a comprar para poder trabajar son de la peor calidad y una gasolina mala genera gases tóxicos, cuando no la picardía de los ‘gasolineros’ que la mezclan con agua para generar más dólares. La salud de los habitantes del mundo se mejora con buenas políticas, que aquí son desconocidas; nadie entiende cómo esa salud de los ecuatorianos saldrá avante comprando más ambulancias, en vez de al menos alcantarillar las ciudades y entubar el agua, para que la gente no se coma los alimentos mezclados con heces, que los infesta de parásitos.
Decía nuestro viejo y sabio colega -y periodista- Dr. Enrique Garcés (cuyo nombre lleva el Hospital del Sur), que en este país, cuando en una carretera existe una curva peligrosa por donde diariamente se despeñan los vehículos, nuestros gobernantes, en vez de modificar la curva o dotarla de vallas de protección, construyen un hospital en el fondo del precipicio para atender a los desbarrancados. Eso es más o menos lo que pretende el Jefe del SRI, cuando dice que les cobrará 50 centavitos a las motos (nada a los buses, que son los que más contaminan) y que los autos ‘lujosos’ pagarán cinco mil dólares de impuestos anuales para mantener ‘verde’ el país.
A nuestros inventores de tributos, (que son los primeros en tener esos autos) los árboles no les dejan ver el bosque y como se hacen los que no conocen la idiosincrasia de nuestra gente, tampoco ven que con solo el anuncio del impuesto verde, las papas y zanahorias ya están más caras en los mercados y si les preguntamos a los expendedores ¿por qué?, ellos como buenos vivos criollos responden: ¡no ve que ya van a subir las matrículas de los carros! No… No se va a empobrecer más la clase sánduche.