Con la detención con fines investigativos del secretario jurídico del gobierno anterior en la ciudad de Guayaquil el pasado viernes 31 de mayo de 2019, parece ser que el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América tenía razón al denegar su beneplácito para que – al inicio del gobierno del Presidente Lenin Moreno – este ciudadano; otrora todopoderoso, sea designado como embajador de Ecuador en Washington.
La razón no pide fuerza y el caso está en manos de la Fiscalía. Pero el país y los ciudadanos exigimos recibir y conocer una plausible explicación gubernamental del motivo por el cual se propuso a esta persona para tan relevante función diplomática.
Claro que luego se vociferará a diestra y siniestra, con tropical alboroto por parte del prófugo en Bélgica, el consabido estribillo de “persecución política”. Señor Presidente, continuamos esperando la cirugía mayor.