Cuando se pierde la institucionalidad, la gobernabilidad se vuelve más difícil. Lo que se hace o deja de hacer va a repercutir profundamente en la misma, la institucionalidad es un atributo básico de las organismos; sus acciones deberán estar enfocadas al bien de la comunidad. Será más fuerte y sólida, cuando las personas que la integran, respeten y hagan respetar toda la normativa que les respalda. Si son incorruptibles, el éxito está asegurado. Pero si no es así, se va deteriorando; más depende de los que están adentro que de los que están afuera. La corrupción se da, de adentro hacia afuera, no al revés.
En todo lado existe corrupción, más menos; salvo en las verdaderas sociedades que saben que su verdadero patrimonio, son sus valores. Son admiradas y reconocidas; en estas sociedades es más fácil solucionar conflictos. El respeto entre sus miembros es una norma. Leyes claras, no ambiguas, que sean fáciles de entender y aplicar.