Después del asesinato de García Moreno y un intento de gobierno de Antonio Borrero subió al poder el general Ignacio de Veintemilla, autoproclamado dictador. Todos los historiadores aciertan en decir que este caballero no era ni liberal ni conservador. Era, más bien, apasionado de su posición política y disfrutaba, como su sobrina Marietta, del simple buen vivir.
Los acontecimientos de la política actual hacen reflexionar sobre los personajes visibles de este gobierno y podemos llegar a considerar que ahora estamos en otro gobierno que no es ni conservador ni liberal ni de izquierda ni de derecha. Más bien le gusta el mantenimiento temporal de la fachada del poder y del buen vivir, ahora institucionalizado.
García Moreno y Eloy Alfaro fueron asesinados por sus posturas sumamente claras que defendían con toda la fuerza que consideraban necesaria. Ahora la ideología política ha sido reducida al ámbito personalísimo. Casi con vergüenza se puede hablar de que una postura del gobierno es más liberal o conservadora que otra, en realidad, como con Veintemilla. El siguiente estado de la política será la consolidación de las ideologías.