Así se intitula el enorme letrero que cubre casi toda la fachada del edificio Zarzuela donde sesiona, una vez a la semana, el Consejo Directivo del IESS.
Mientras tanto en la acera de la misma calle, apenas perceptibles y cubiertos con miserables plásticos que los protegen de la crudeza del invierno quiteño, un grupo de abuelos(as) de la tercera edad, desde hace varios meses se mantienen en pie de lucha reclamando el pago de su jubilación patronal en proporción a los más de veinte años que sirvieron a ésta ingrata Institución.
Indigna contemplar la injusticia de manera tan dramática: El empleador etéreo poseído de enorme poder político y económico tildando de “abusivos” a quienes le sirvieron tantos años y ahora bordean la miseria. Para variar, este fin de semana y “por orden superior” se han botado a la basura los cachivaches y pancartas que explicaban al público las razones del plantón, seguramente porque “deslucían el sector y estamos en plenas conferencias del Hábitat”.