Quiero dedicarle un homenaje al Dr. Ramiro Larrea, profesor catedrático de varias generaciones, ejemplo de honradez. Tengo el honor de haber sido su alumno al igual que mi hermana y mi mamá en la universidad de Guayaquil y de mi padre en el Vicente Rocafuerte. Espero que todo funcionario público siga el ejemplo de honradez y el don de servir buscando el “bien común”.
Me acuerdo que en las clases de derecho siempre nos enseñó sobre el “bien común”, nos decía “No podemos ser egoístas, estar tranquilos y dormir pacíficamente si vemos que aún existe pobreza en nuestro país, no podemos ser indiferentes ante la injusticia, impunidad, corrupción, desigualdad social, desempleo, emigración en masa. No podemos dejar verlo pasar por nuestros ojos y acostarnos a dormir.
Debemos siempre luchar contra estos males y buscar siempre el ‘bien común’ en cualquier actividad que desempeñemos ya sea pública o privada al salir de estas aulas”.
Aún me acuerdo de estas palabras, como si fuese ayer, y ha influido mucho en los artículos que frecuentemente escribo para los diarios más importantes del país y en Miami, en Cartas al Editor. Siempre tratando de alcanzar ese “bien común” y dejar a un lado el “egoísmo individual” de gobernantes, funcionarios y allegados que en los ochenta y noventa llevaron al caos a nuestro pobre país. Rindo homenaje a Ramiro Larrea.