Ustedes llegaron a nuestra casa el 1 de diciembre como ángeles provenientes del cielo frente al voraz incendio que consumió una mejora para herramientas y leña existente muy cercana a nuestra casa habitación.
Los vecinos vieron el fuego y llamaron al 911. Solemos decir que siempre los incendios y catástrofes les ocurren a otros, el 01/12 nos ocurrió a nosotros. Pero llegaron los bomberos con sus potentes carros, gruesas mangueras y personal con gran profesionalismo y manejo de la peligrosa situación. Dieron cuenta de las feroces llamas en cuestión de minutos, y no se retiraron hasta asegurarse de que todo estaba controlado. Nuestros vecinos también ayudaron muchísimo y les estoy muy agradecida. Después de la extinción total y cuando el personal uniformado se despidió para retirarse quise darles una bonificación en dinero a cada uno, cosa que tajantemente no aceptaron indicando que ellos estaban para servir a la comunidad. ¡Y vaya cómo nos sirvieron!
Si todos los funcionarios públicos tuvieran la moral y deseos de servicio de los bomberos de Quito, otro sería este país. Pero, en fin, ahí están ellos. Muchas gracias a la Estación de Bomberos# 2 “Ángel Jarrín”, Tercer Pelotón, al mando del teniente Fernando Manguía y a las unidades Bravo 2, Tango 2, Tango 11 y Polivalente 11.