En eso se han convertido las adolescentes ecuatorianas embarazadas, que hoy son consideradas como una cifra para justificar una decisión política que lleva al desorden, a la irresponsabilidad, y en unos años, a verdaderos problemas de salud pública.
Dicen que necesitamos información, yo prefiero formación. Dicen que necesitamos educación sexual, yo prefiero que nos eduquen para amar. Dicen que necesitamos métodos de planificación familiar, yo prefiero un país con familias fuertes, sólidas y amorosas, capaces de mantenerse unidas frente a la adversidad.
Reconstruyamos la familia y démosle el valor que tiene para la sociedad. Qué podemos esperar del comportamiento de nuestros adolescentes, si estamos viviendo en una sociedad que promueve sentimientos pasajeros y desechables; la búsqueda constante del placer por el placer, sin sentido ni trascendencia. Comenzamos por divorcios exprés, seguimos con píldoras de emergencia… Miremos a las adolescentes que no son parte de las estadísticas actuales (que además son mayoría) y descubriremos chicas que han entendido que su cuerpo no es un objeto de placer; que su voluntad e inteligencia les lleva a mirar al futuro y a querer dejar huellas positivas.