Gonzalo Pozo Ripalda...descansa en paz

Pooociiito… era el afectuoso apelativo con el que en las décadas de los años 40 y 50, por su intuitiva magnitud y capacidad futbolística de la que era dueño llamábamos a gritos a ese “vivísimo” guambra quiteño con excepcionales capacidades futboleras quien, limpio y profesional, en todos los partidos sacaba a lucir su innata y sagaz habilidad con la que enardecía a la milenaria hinchada… tuve el gusto de, en esos ya lejanos años, hacer amistad con él debido a la casualidad de que una parienta cercana de los hermanos Carlos y César Garnica -sus compañeros de equipo en el desde entonces querido “Papa Aucas”- arrendaba una tienda-bar en la casa de mis padres en el Barrio San Roque, a donde, en alguna ocasión vino con ellos, de lo cual junto con unos miembros de mi jorga -uno de ellos había sido su amigo- nos aprovechamos para invitarle a la sala familiar donde charlamos y brindamos “colas” con él, dueño de un agradable don de gentes y grata conversación…

Durante mi larga ausencia del país, en alguna de las ocasionales visitas que hacía a la “Carita de Dios”, en la explanada donde muchos quiteños acostumbraban reunirse para festejar las Fiestas de Quito, me encontré con Gonzalo y, casi enseguida, con mi ex compañero de Colegio, el periodista deportivo “Pancho Moreno”, Alfonso “Negro” Laso Bermeo(+), que a su vez venía acompañado de César Larrea (+) -Iniciador que fue de la celebración de las Fiestas de Quito-… ocasión en la que juntos hicimos unos gratos e inolvidables brindis… Hoy, de acuerdo a la inalterable ley de la vida, Pocito, junto a aquellos otros mutuos amigos… simplemente se han adelantado… Que de Dios gocen.

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