En caso de que al Presidente no le satisfaga algún punto o articulado de la Ley de Comunicación que se halla en trámite, por intrascendente que pudiera ser o parecer, pero que le impida de alguna manera afianzarse en el deseo enfermizo que tiene de pretender amordazar a como de lugar a la prensa, lo que va a ocurrir será, simple y llanamente, que la vetará totalmente, y, a renglón seguido, la modificará a su entero gusto y antojo, y ya está…
Con ello, lo que realmente estará consiguiendo el Ejecutivo, es asestarle el golpe de gracia tan ansiado al derecho que todo ciudadano tiene de poder decir libremente su palabra. Lo que está sucediendo con Emilio Palacio del diario El Universo, de ninguna manera es mera coincidencia. Y pensar que ese hecho, solo es el abreboca de lo que sucederá muy pronto con los medios libres e independientes, a los cuales, penosamente, no les quedará otra alternativa que transmitir al público de manera totalmente acrítica, la única y exclusiva verdad que en adelante prevalecerá en el Ecuador: la oficial.
Por lo tanto, ¿qué les sucederá a aquellos periodistas y medios que se atrevan a desacatar los lineamientos del Régimen en materia de comunicación? Sin más trámite, se los someterá a juicio, y, en un abrir y cerrar de ojos, a la cárcel se ha dicho; y, no solo eso, sino que los medios para los que ellos trabajen, serán acallados “de una, sin más trámite… Pero, ¡qué nos pasa ecuatorianos, reaccionemos!