Las críticas al Presidente de la República y al Gobierno ahora se han hecho sentir. Se le acusa de gasto desmedido y de falta de precaución por no haber ahorrado para hacer frente al déficit ocasionado por la caída internacional del precio del petróleo, lo cual a simple vista es verdad. Pero no se hace presente la obra que en general ha llevado a cabo el Gobierno en beneficio del país.
El gasto más visible es el ocasionado por el incremento de la burocracia, pero no se toma en cuenta el incremento de los puestos de trabajo. Como Gobierno socialista que es, tomó la decisión de proveer inmediatamente puestos de empleo para los desocupados. Y, claro, estos puestos de trabajo los proveyó el Estado. También, subió el salario mínimo, pero este hecho también trajo liquidez y, por consiguiente, una mayor demanda de bienes de consumo y esto apoyó el crecimiento del comercio, de la industria en general y en especial de la construcción, que a la vez ocupa más mano de obra poco calificada. En lo referente al ahorro versus obras físicas en pro del desarrollo del país, es algo discutible. No hay duda que hubiera sido un acierto el haber ahorrado ciertos valores que hubieran servido para hacer frente a cualquier emergencia. Pero eso hubiera significado menos ocupación de mano de obra de forma inmediata, una menor atención física a la salud, a la educación y a la producción de energía eléctrica, que son las áreas que más apoyarán el futuro del país. La empresa privada en general sí ha sido atendida, aunque se la haya tildado de pelucona, pero sí ha habido apoyo en especial para la más grande. La administración pública ha mejorado notoriamente. Se lo puede palpar en el trámite diario en los diferentes ministerios, en el IESS, Superintendencia de Compañías, SRI, Banco Central, entre otras.
Quizá ha faltado por parte del Gobierno hacer conocer el plan de desarrollo. Eso hubiera traído críticas y aportes para mejorarlo.
Ha hecho, hace y hará mucho daño al país, es el subsidio a los combustibles. Ha obligado a que se formen mafias para transportarlo a los países vecinos, robusteciendo y corrompiendo sus organizaciones para usarlas en el tráfico de objetos robados, de armas, de la droga y últimamente del contrabando en general, obligando a asignar unos 10 000 efectivos en las fronteras terrestres, más patrullaje en el mar y en el aire, ocasionando así más gasto directo al Erario nacional y una inseguridad que crece a diario. El subsidio debe ser eliminado totalmente y habría que aprovechar que ahora el precio internacional del combustible está bajo. Por último, se podría crear un bono para las personas más necesitadas.