Varias son las investigaciones, dentro y fuera del país, que se han realizado y continuarán realizándose contra los actos de pedofilia de algunos miembros de la Iglesia Católica y el robo masivo de fondos públicos cometido en el Gobierno pasado.
En ambos casos, los inculpados han declarado desvergonzadamente que se trata de una calumnia, orquestada por los enemigos de los sectores implicados.
Nadie reconoce, por tal razón, culpabilidad alguna e inclusive, después de las pruebas levantadas, siguen insistiendo en su honorabilidad y rectitud probada e inclusive critican los religiosos acusados, el respaldo dado por el Papa a las víctimas de los abusos.
Por el extremo de amnesia al que hemos llegado, es necesario no olvidar la defensa que sigue haciéndose a Glas, a varios ministros, funcionarios de la Presidencia y otros de “nivel superior” , implicados en diferentes acusaciones por las inversiones en varias áreas y no solo con Odebrecht; alteración de pruebas por el 30-S; metida de mano en la justicia; alteración de los niveles de endeudamiento; ocultamiento de la situación financiera del IESS y de las empresas públicas; subvaluación del déficit fiscal y del efecto de la Ley de Plusvalía; créditos chinos para el pago de gastos corrientes; despojos financieros al Banco Central; construcción de universidades sin planificación y varios otros temas.
Obviamente de todo esto, el Gobierno pasado sigue “convencido” que es una patraña para desprestigiar la “década ganada”, llegando al extremo de oponerse a la tramitación de la Ley que permitiría la confiscación por parte del Estado de los bienes ilegalmente obtenidos.