El nuevo Jefe de Estado hizo un llamado para gobernar a través de un diálogo abierto con corresponsabilidad. La responsabilidad implica el compromiso, la obligación y el deber de asumir un cometido, en este caso, las riendas del Estado. La corresponsabilidad, sería compartir esas responsabilidades, para ello es necesario que el nuevo mandatario, se despoje de limitantes lineamientos de su partido y trabaje en función de beneficio para todos los sectores de la población nacional, en vista de que en una u otra forma todos pensamos en un mejor país. Los primeros pasos a los diálogos, luego de su llamado, debe darlos el Presidente poniendo fin a la existente persecución política, como lo han solicitado los indígenas, permitir la libertad de expresión manifestada a través de los medios de comunicación, aceptando la voz de alerta de los diferentes comunicadores, entre ellos, la radio y la prensa escrita y la venta de los medios que actualmente están en poder del Estado. Al referirse en su alocución, a las citas y reflexiones de orden espiritual y filosófico, señalan la entrega que debe dar quién está al mando, despojándose de intereses personales por el bien común. Advierten de un seguimiento riguroso sobre las personas y prácticas de corrupción, so pena de ser juzgados, a través de leyes espirituales y divinas. Estar alerta ante injusticias que perjudiquen a cualquier ser humano, ya que de acuerdo a ellas, todos somos hermanos con los mismos deberes y derechos. Recuerdan, que aquellos que emprenden un vuelo más alto, (quienes están en el poder), su caída de darse, será más dolorosa y difícil de recuperar.