En el aniversario de la muerte del general Julio Andrade (5 de marzo, 2014), cabe mencionar sus hechos, exaltados ya por la historia. Es justo recordar al hombre de visión clara, sin apasionamientos, que ejerció con espiritualidad y talento su vocación militar, política, académica y diplomática, poniendo en alto el nombre del Ecuador. En su corta existencia (1867-1912) su decisión, su espíritu visionario y luchador, lo impulsa a ser valeroso idealista en defensa de la justicia, los derechos políticos y la patria.
El 5 de marzo de 1912 cae asesinado por las balas asesinas de su opositor, pero su recuerdo, y sus hazañas, quedarán por siempre en la memoria de los ecuatorianos.