He leído con mucho interés el artículo del señor Gonzalo Ruiz Álvarez, subdirector adjunto de EL COMERCIO, acerca de la personalidad del gran músico Daniel Barenboim. En estos momentos cruciales que se viven en Medio Oriente, la mención de la obra y del ideal de Barenboim reviste de gran actualidad e importancia.
Es muy interesante recordar que Daniel Barenboim y la Orquesta West-Eastern Divan, fundada por él y el filósofo Edward Said, se presentaron en Quito el 13 de agosto de 2010 gracias a la iniciativa de la Fundación Filarmónica Casa de la Música y los auspicios de la Embajada de España en el Ecuador. El concierto se llevó a cabo en la Casa de la Música e incluyó las sinfonías nros. 1, 4 y 8 de Beethoven. Ese concierto ha sido, sin duda alguna, uno de los hitos musicales más importantes que hayan tenido lugar en nuestra ciudad. Además del significado de la Orquesta al hacer posible la perfecta unión a través de la música de jóvenes intérpretes provenientes de Israel y de los países árabes, la preparación técnica y la capacidad musical de todos ellos bajo la dirección de uno de los más grandes artistas de nuestro tiempo resulta en una expresión estética muy pocas veces igualada.