Impresionado por el fallecimiento del ganadero Carlos Manuel Cobo, caballero de la fiesta brava ecuatoriana, quien además era un gran aficionado al deporte del billar, a tal punto que ordeno la fabricación de una mesa de billar para que se lo instale en su hacienda de ganado de lidia, incluyendo unas clases de técnicas del juego de billar. Fluyen a mi memoria los gratos recuerdos de mi estadía en dicha hacienda, cuando una veintena de jinetes montados en sus corceles, por orden del dueño de la hacienda se alineaban en el patio para hacer una demostración del inicio del rodeo que con su grito de guerra decían: El capitán de los vaqueros gritaba: “El vaquero….” Y contestaban en coro: “¡Qué Carajo!
“Hecha veta”…. “¡Cuesta abajo!” Y rasgando con sus espuelas los caballitos briosos salían del patio a campo traviesa en busca de los toros cimarrones.