La participación ciudadana

Con mucha intensidad se ha promocionado la nueva manera de seleccionar jueces: que concursos, que evaluaciones, que la primera vez que se hace por méritos, y muchas otras alabanzas al nuevo sistema implementado con la “participación ciudadana”.

Posiblemente, la intención sea buena, y considero que el camino escogido presenta muchas ventajas sobre los métodos utilizados antes. Sin embargo, la cruda y lamentable realidad nos muestra nada más y nada menos que, según los propios organismos estatales, también seleccionados de manera similar, este método no ha dado los resultados esperados. El hecho de que la Fiscalía General cuestione un fallo de la Corte Nacional de Justicia, en el caso de Mery Zamora, manifiesta con claridad meridiana, según el Fiscal General, que los jueces así seleccionados fallaron en su dictamen. Ante estas circunstancias, surgen varias dudas: ¿fueron los jueces de la Corte Nacional de Justicia quienes erraron o es el Fiscal General quien yerra? Esta es la principal reflexión. En todo caso, yendo hacia la raíz del problema: es el mecanismo de selección con la “participación ciudadana” o son los encargados de hacer la selección quienes han fracasado? Cualquier mecanismo de selección requiere que los encargados de hacerla tengan los conocimientos suficientes y las características necesarias para que su selección sea lo menos errónea posible. Parece que estamos frente a una certeza: los encargados de hacer las selecciones, en uno de los dos casos involucrados en este asunto, fallaron aparatosamente.

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