Financiamiento Electoral

La participación de los ciudadanos en los acontecimientos nacionales es un acto libre y voluntario, responde al deseo de servir a la patria. La vocación por participar en actividades públicas, se convierte en un valor cívico porque expresa el compromiso, la solidaridad, el sentimiento social y el patriotismo.

El afán de participación se manifiesta con más efervescencia en tiempos electorales. Una gran mayoría quieren ser candidatos. El ordenamiento jurídico garantiza el derecho a elegir y ser elegido. El ejercicio de esta disposición se ha distorsionado en muchos aspectos, tales como aparición de una multitud de aspirantes y partidos políticos, ausencia de ideologías y la exigencia del financiamiento de la campaña electoral por razones de igualdad y equidad. La más breve reflexión sobre esta distorsión muestra consecuencias negativas. Los gastos de campaña salen de los fondos públicos, producto de los impuestos que paga la ciudadanía; insuficiencia de dinero para satisfacer necesidades de salud, educación, seguridad; contradicción con el sentido mismo de participación “acto libre y voluntario”, que supera los intereses materiales, las ambiciones personales o grupales y el despilfarro de la escuálida economía fiscal.

La participación exige probidad, honradez, transparencia y sacrificio. Imagínese la paradoja, los próceres entregados a ideales patrióticos, dando todo con los políticos de ahora condicionando su participación a la rastrera frase “doy para que me des”.

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