Como nunca en su vida política, el autócrata de la década devorada, en un arranque de cínica franqueza declaró que como herencia nefasta dejaba al actual presidente del Ecuador, una mesa “servida”, exactamente una ya consumida.
Es decir una que en el inmediatamente anterior segundo “boom” petrolero, sirvió las suculentas comidas chinas y brasileras en el concurso de atracones en los que asiduamente participaron sus huestes ovejunas seudo-revolucionarias, tratando de aplacar en vano su hambre insaciable. Por eso, forzosamente emulando en su calificativo a quien calificó como “festín del petróleo” lo ocurrido con los réditos económicos obtenidos en la primera bonanza petrolera, resulta insoslayable que se manifieste que en esta ocasión los festines “servidos” se multiplicaron; efectivamente, en el transcurso de 10 años se devoraron: el de la exorbitante deuda pública, el de las pre-ventas petroleras, el de las refinerías y poliductos, el de las carreteras tenemos, que tuvo como postre el puente a ninguna parte en Mataje; el de las unidades educativas del milenio; el de las plataformas gubernamentales; el del oro del Banco Central; el de los hospitales, medicinas y dinero ahorrado con sacrifico por los afiliados y jubilados del IESS; el de la Secom; el de la Senain; el del carísimo edificio de la Unasur. Pero de entre todos estos festines “servidos”, debido a que sus costos holgadamente triplican a los que se pagan internacionalmente, sobresale nítidamente el Festín de las Hidroeléctricas.
En el programa Visión 360 dirigido por la valiente y valiosa periodista, Sra. Tania Tinoco, se proporciona a los ecuatorianos una visión desgarradora del estado actual de 4 de las 8 nuevas centrales hidroeléctricas, 7 de las cuales fueron construidas por contratistas chinos y una por la tan nombrada brasileña Odebrecht.
Sin embargo, la cruda realidad exige complementar en éstas hidroeléctricas, los ingredientes comunes fueron: contratos concedidos a dedo bajo el pretexto de ser obras estratégicas, precios unitarios exorbitantes, falta de diseños definitivos, falta de experiencia de los contratistas chinos, incumplimientos flagrantes de especificaciones técnicas y plazos de construcción, sobredimensionamiento teórico de la potencia real instalada, incumplimiento de Planes de Manejo Ambiental, graves transgresiones de seguridad industrial y salud ocupacional, mal trato y explotación a la mano de obra local, generación de altos impactos ambientales negativos para las comunidades circundantes, utilización abusiva de recursos naturales, etc.