Con indignación vi que en ‘Cartas a la Dirección’, EL COMERCIO, 30 de diciembre, estaba invadida en 60% por dos cartas suyas en respuesta a dos lectores. ¿No les ha sido suficiente el copamiento oficial de numerosos medios de prensa antes privados? ¿Ni las extensas sabatinas donde una única voz reina, impune para el maltrato verbal y simbólico y la instalación de discursos autocráticos de poder? ¿O la creación de cada vez más medios de comunicación oficiales que solo difunden el punto de vista del Gobierno? Al parecer, ahora viviremos la invasión de los escasos espacios no oficiales de expresión que quedan, por actores gubernamentales que usan recursos públicos para reducir nuestros derechos.
En su carta a María Pinargote. Sostiene que el Gobierno trabaja “en beneficio del país en Quito”. La falta de inversión y planificación en la capital, cuyos problemas nos agotan, no amerita cifras de obras aisladas sino la atención integral a una conurbación metropolitana, aún pequeña pero compleja. Quito requiere y merece –tanto a nivel de su gobierno metropolitano como de su sociedad metropolitana— ponerse sobre sus piernas de ciudad autónoma no subordinada al poder nacional. No funciona aquí el discurso del regionalismo: quien esto escribe es costeña, ratificada pero crítica en la izquierda. La carta al señor Contreras no fui capaz de pasarla: ¿será que en el futuro estaremos invadidos por estos textos fatuos, falsamente condescendientes, de insoportable espíritu burocrático? ¿Granma? Por favor, señor Alvarado, evítenos frases falsamente cariñosas y hable de derechos. No somos ignorantes: no nos cuente el cuento que supuestamente no conocemos. La vida pública no-estatal está cada vez más clausurada: hoy, en Ecuavisa, un vendedor popular de monigotes confesó, (rehago de memoria) que no se habían elaborado monigotes políticos “para no tener problemas”. La autocensura ya es de todos… y va llegando a tocar dimensiones como la economía popular. ¡Buen fin de año, señor Alvarado! Por favor, no replique a esta pequeña carta, Ud. que, como parte del Gobierno, monopoliza medios y espacios de comunicación que yo no poseo. Una pregunta para EL COMERCIO: ¿cuántos caracteres tenían las respuestas del señor Alvarado? ¿Puede una simple lectora ejercer el derecho a réplica ante el poder?