¡Feliz Año Nuevo!… es el estribillo que a diario pronunciamos y venimos escuchando, en forma reiterativa, en estas épocas. Pero… ¿cómo aspirar a un buen año si, desde los primeros días de enero, a través de los medios de comunicación, nos enteramos del tremendo e inconsulto “paquetazo” de medidas económicas que se nos viene y que no se compadece con la situación actual de los ecuatorianos, sumidos en la desocupación, el subempleo, las irrisorias pensiones, y la permanente incertidumbre del desempleo?
El alza desmedida del Impuesto Predial, la matriculación de vehículos, las multas por el pico y placa, los costos del gas, la energía eléctrica, el transporte, las tarifas aéreas, las tarifas del Registro Civil, el impuesto verde, negro, “azul” y “rosa”, son costos exagerados que tienden a enriquecer, aún más, las arcas fiscales, pasándonos factura hasta por el “aire que respiramos” y encareciendo, obviamente, la canasta familiar… ¿Cómo, entonces, tener expectativas de un buen año, si nos sentimos angustiados, explotados y descorazonados?
Son contadas las personas a quienes les sonreirá la suerte y, por ende, tendrán un año, lleno de prosperidad y buenos augurios; no así la mayoría del pueblo ecuatoriano, que se debate en la pobreza, la inseguridad, el abandono y la desesperanza.