Para quienes conocimos de cerca toda la crueldad y sevicia de la narco-guerrilla de las FARC y para las personas que conocieron todas las atrocidades por medio de la prensa, en países que aún conservan la libertad de prensa, resulta plancentero registrar la muerte de su máximo jefe ‘Alfonso Cano’, quien al igual de los que le antecedieron, basaron su mando en el temor y dirigieron sus operaciones con una ferocidad increíble a la propia población que ellos decían defender y liberar. Con la fatuidad propia
de los que se creen predestinados fue autoritario, egocéntrico y vanidoso, y para alcanzar la dirección lo hace en base a una a una ‘hoja de servicios’ que están representados en 96 sumarios en la justicia colombiana y que gracias a uno de los mejores ejércitos del mundo, le hizo pagar con su vida toda la maldad que irrigó. Hacemos llegar nuestros parabienes a nuestros hermanos del norte, encabezado por un dignísimo presidente, Juan Manuel Santos, y en nuestro medio a todo el Cuerpo Diplomático y Consular de Colombia. Esta alegría la comparte el pueblo ecuatoriano.