Es irónico que en esta provincia amazónica que produce diariamente 315 000 barriles de petróleo, padezca desde hace más de una década el cáncer de los apagones. Y nadie dice nada… Las soluciones parche hacen que las lluvias, los truenos, los relámpagos, el vientos y otras excusas baratas causen interrupciones a diario en este pésimo servicio que ocasiona pérdidas económicas al pequeño comerciante, artesanos, restaurantes, etc.
Las audiencias en los juzgados se suspenden y se posterga la justicia. En Orellana ‘todos lo comentan, nadie lo delata, como la canción de Juanito alimaña’ nadie opina a fin de no ser visto como enemigo del Régimen o contrario a la revolución, porque el que hace uso de la libertad de expresión contra estas necesidades insatisfechas, es instigador, subversivo, alarmista y ganador de otros calificativos, a lo que se suma la costumbre de un servicio eléctrico caro y malo. Las calles en las noches lucen obscuras, pese al pago de alumbrado público. El proyecto hidroeléctrico Coca-Codo es la solución y el Sumak Kawsay está lejos de este sector… ¿Quién le pone el cascabel al gato?