– “Cuatro soldados abandonan campamento militar sin autorización respectiva”.
– “Patrulla militar extraviada en la frontera norte”.
Estos acontecimientos dentro de nuestras Fuerzas Armadas promueven cuestionamientos cuya respuesta final es realmente alarmante.
En el primer caso, cuestión de disciplina, tal vez no sea lo suficientemente fuerte. Este episodio involucra tanto al oficial de turno como a los centinelas del campamento: ¿estaban distraídos o dormidos? Fueron cuatro los soldados que violando el reglamento militar ponen en entredicho la disciplina de la institución. ¿Es esta la primera vez?
En el segundo caso me pregunto: ¿hubo una planificación adecuada? ¿Se aplicaron los requerimientos esenciales a fin de optimizar el éxito de la misión? ¿Se pensó en todo momento en la seguridad de todos y cada uno de los miembros del grupo? ¿Se utilizó la tecnología necesaria para monitorear la situación de la patrulla?¿El líder, en la base, encargado de la operación, tenía un claro entendimiento de lo que implica la estrategia en operaciones tácticas? Que la patrulla perdió radio contacto con la base, ¿acaso no fueron acondicionados con un GPS? En todo caso, aceptando los imprevistos, una simple brújula y un mapa de la región les habrían permitido regresar tranquilamente a casa, claro, siempre y cuando el personal haya sido adecuadamente entrenado en el uso de tan útil herramienta de orientación.
En hora buena que la patrulla militar ecuatoriana no fue secuestrada por la “narcoguerrilla”. Insisto, algo falla o falta en nuestras Fuerzas Armadas.