El experimento sobre renta básica entre 2017 y 2018 en Finlandia consistió en un grupo de 2000 personas sin empleo, quienes recibieron 650 Euros mensuales, incondicionales y libres de control. Este estudio demostró que los beneficiados por la renta básica, en comparación con una cohorte de 173000 personas bajo beneficios estatales por desempleo, mostraron más bienestar mental, funciones cognitivas y confianza en el futuro. Sin embargo, el estudio ha sido criticado por su falta de robustez estadística y no demostró una mejoría en el acceso a trabajo. La renta básica parecería no desincentivar el empleo, pero favorecería el tiempo libre para atender necesidades familiares, salud y educación. En 2015, Sarah Anderson, en un estudio del “Institute for Policy Studies” (Washington), determinó que la población norteamericana con bajos ingresos contribuyeron con 1.21 dólares al PIB, mientras que la población con altos ingresos con 0.39 centavos. Por esto la aplicación de la renta básica podría dinamizar la economía de una nación. Quedan dudas sobre los efectos de tal política sobre la inflación, regulación de salarios mínimos, vínculos y efectos sobre pensiones, entre otras potenciales dificultades. En cualquier caso, la renta básica universal es una idea experimental y que, de ser aplicada ocurrirá únicamente en países desarrollados.