En algún momento de la vida nos hemos preguntado ¿qué haríamos si a causa de una enfermedad terminal nos vemos sumergidos en un aterrador e incontrolable dolor? De hecho, ante este cuestionamiento surge, entre otras, la idea de la eutanasia.
.or suerte, como no hay mal que por bien no venga, los debates infinitos sobre este tema pueden concluir tranquilamente subiendo a la red el historial de contravenciones, recuperación de puntos, etc., de quienes toman el volante de las unidades de acarreo masivo conjuntamente con el informe de la revisión técnica vehicular de tal manera que sea posible, previo embarque, realizar una lectura del número y gravedad de defectitos encontrados en algunos de estos y así rescatar la posibilidad de decidir continuar con vida o adquirir la potestad de fijar la fecha de la muerte asistida.
Lamentablemente como nada ni nadie es perfecto, tomar la decisión de la eutanasia busil (por supuesto sin incremento de tarifa) contempla la posibilidad de que fruto del accidente solo se produzcan ceguera, invalidez y mutilaciones y toque regresar contusos y con el rabo entre las piernas al lecho del dolor para continuar padeciendo hasta el último suspiro.