A casi 40 años de la agresión peruana en la Provincia de El Oro (Santa Rosa, Julio 1941) el Ecuador se veía nuevamente agredido. Era el 22 de enero de 1981, en este día un helicóptero, sobrevoló el sector de Mayaycu y Paquisha, para luego regresar y ametrallar el puesto militar, con un helicóptero posado en tierra. Efecto de esta agresión militar, resultó herido el teniente Hugo Valencia, del Ejército ecuatoriano.
El Presidente Jaime Roldós (1940-1981), el Parlamento Nacional, el consejo de ministros y la Cancillería presentaron su reclamos, se pidió la intervención de los países garantes. Y lo más importante el pueblo, estaba “arengado” por su presidente, quien declaró la emergencia nacional, llamando a los ecuatorianos a defender con nuestra sangre el territorio. Un solo pueblo, apoyando con patriotismo a sus Fuerzas Armadas.
En 1995, el país mantiene un nuevo conflicto. Militares peruanos invaden el sector del Alto Cenepa; al grito de “Ni un paso atrás”, Ecuador reaccionó con patriotismo apoyando a sus FF.AA.
Hoy en día, aunque el “problema” nace con otros protagonistas (ejércitos irregulares), siento que no estamos conscientes del peligro, que puede traer la escalada de “atentados” en la frontera norte como nuevo conflicto en la historia ecuatoriana.
Lamentablemente no he visto la reacción necesaria ni adecuada en los niveles político y diplomático. Militarmente, actúan “con lo que tienen” y con cierta mística que no fue menoscabada, en estos fatídicos 10 años anteriores.
Tampoco percibo, ese apoyo incondicional de la sociedad a las FF.AA., como en 1981 o 1995; pese, a que existen fallecidos (héroes), heridos, daños materiales, zonas con una población temerosa y con incertidumbre. Y peor aún, conociendo la experiencia de países que han sufrido y sufren los estragos de la narco guerrilla.