El quiteño Eugenio Espejo es considerado el padre de la medicina ecuatoriana, el primer higienista, el primer orientador de educación médica e iniciador del periodismo científico que divulgó la ciencia en las colonias españolas, por tanto, se designó a la fecha de su nacimiento 21 de febrero de 1747 como el Día del médico ecuatoriano; hoy se lo considera como precursor de la bacteriología.
Sus obras de interés médico son Reflexiones sobre la viruela, Malignas inhalaciones de las tumbas, Memorias sobre el corte de las quinas y Voto de un ministro togado. La Casa de la Cultura publicó en Quito en 1952, Escritos médicos, de Eugenio Espejo. Fue la conciencia crítica de su tiempo: abogado, periodista, bibliotecario, escritor, precursor de la independencia. Murió el 28 de diciembre de 1795. Mereció una estatua en Washington como representante de nuestra nacionalidad.