Hace algunos días me permití sugerir, como única alternativa viable, la revisión periódica del precio del gas de consumo doméstico y de la gasolina, habida cuenta que el contrabando tanto al Perú como a Colombia, se podrá frenar solamente con medidas que permitan aproximar los precios internos a los fronterizos, de lo contrario, el desabastecimiento será imposible solucionarlo, porque no es un problema policial si no económico.
La revisión se hace más necesaria si se recuerda que, sobre todo, el gas en cilindros pequeños está destinado a los estratos populares y que la escasez en el mercado le representa una enorme pérdida de tiempo solamente a ellos, pues las familias de mejores ingresos cuentan ya con servicio de gas centralizado.
Si es posible adquirirlo con facilidad en el área rural o en la periferia urbana, pero a un costo de USD 25 el cilindro de la misma capacidad, o sea 10 veces más caro, lo que de hecho hace imposible que alguien lo compre, lo cual lleva inevitablemente a la especulación.