A un año de la erosión regresiva del Río Quijos-Coca

En febrero del 2020 desapareció la mítica cascada de San Rafael debido a la erosión regresiva del río Quijos-Coca, fenómeno que hasta entonces era desconocido para la ciudadanía que no se explicaba por qué, de pronto, el río se había profundizado y terminado con este rasgo hídrico de singular belleza y turismo amazónico.

Debido a los graves problemas que afectaron a la infraestructura hidrocarburífera nacional (Oleoducto Transecuatoriano, SOTE, Oleoducto de Crudos Pesados, OCP y Poliducto Shushufindi - Quito), así como a la vital carretera Quito-Nueva Loja (Lago Agrio)-Coca, que ocasionaron suspender el bombeo de crudo a Balao - Esmeraldas y el transporte de los derivados que produce la refinería de Shushufindi, el país entero comentó este suceso y exigió que las autoridades responsables de los sectores estratégicos adopten las acciones técnicas más urgentes para controlar la situación y evitar mayores consecuencias ya que se avizoraba la posibilidad de que las obras de captación hídrica, generación y conducción eléctrica de la Central Coca-Codo-Sinclair podrían ser seriamente amenazadas.

Ante lo delicado del problema, la ciudadanía esperaba que las instancias gubernamentales que administran los recursos naturales no renovables adoptaran las acciones técnicas necesarias para precautelar la valiosa infraestructura hidrocarburífera, hidroeléctrica y vial ubicada en esta importante circunscripción territorial, más la indignante realidad es que la “erosión regresiva” continúa avanzando incontrolable, aguas arriba de la desaparecida Cascada de San Rafael, totalizando a la fecha más de 10 km de longitud, sin generar la más mínima preocupación en tales autoridades, signo de la más pura desidia e incompetencia operativa sobre sus deberes y responsabilidades para con el país y los bienes patrimoniales a ellas encomendadas.

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