Vista en el espejo de la revolución cubana, la “revolución ciudadana” es una vergonzosa caricatura carente de toda épica.
Y aunque de ética las revoluciones puedan prescindir, para ser tales les hace falta una épica, un “Palacio de Invierno”, una “Bahía de Cochinos”… en suma, un acontecimiento heroico y sublime que las identifique.
Como la revolución ciudadana no exhibe otra épica que la de las sabatinas, han decidido convertir -por obra y gracia de la teoría de la conspiración, la propaganda oficial y una resolución de la Asamblea- a la insubordinación de los policías y el posterior ataque al hospital, en el intento de golpe de Estado que necesitaban para dotarse de una épica.
El 30-S será en adelante, el día en que la revolución ciudadana venció a las fuerzas oscuras de la derecha, la prensa corrupta, la partidocracia y el imperialismo. El 30-S pasará a engrosar el calendario de fiestas cívicas, aunque si cae jueves le han de pasar nomás al viernes.