El juego es una representación de la realidad, a través de este nos preparamos para las diferentes situaciones de la vida. El fútbol es un juego de guerra donde las estrategias de los entrenadores se asemejan a las estrategias de los generales.
Se gana o se pierde, ‘humildes en el triunfo y altivos en la derrota’ es la única premisa que nos permitirá aprender. En caso contrario, el triunfo nos vuelve insoportables y la derrota nos aniquila.
La goleada de Alemania a Brasil deja tres enseñanzas: i) un equipo es un equipo como Alemania, y no un equipo para un solo jugador, que si falta por lesión se derrumba todo el conjunto; igual en la sociedad cuando falta el caudillo se derrumba todo el partido y con ellos todo el país, ii) disculpas y lágrimas no solucionan nada, solo la comprensión con humildad y los cambios de actores, sin eternizarse, y iii) la altivez en la derrota implica aceptar, comprender nuestras equivocaciones y dar paso a otros actores que podrán hacer de mejor manera el trabajo.
Parafraseando a Calderón de la Barca, diríamos: “La vida es un juego y los juegos, juegos son”.