¡Qué refrán!: vale para amigos y casados, políticos y banqueros, gremios, fanesca de la oposición, rezagos de las partidocracias, dirigentes sindicales, de jubilados, empresarios. Para los jueces y operadores de justicia, al servicio de la tiranía y un largo etc.
Este adagio popular ya forma parte de la condición humana. Vale también para los animales en celo, para los glóbulos blancos y rojos de la sangre. Vale, en especial, para las dos facciones de la directiva de mi querido Gremio de Abogados de Pichincha, que avergüenza a los profesionales del Derecho, que exigimos solución a hechos repudiables provocados por un grupo de directivos, que desembocaron en la publicación de una hoja volante, además de la realización de un “acto urgente” que significó el allanamiento e incautación de bienes y documentos de propiedad del Colegio de Abogados de Pichincha, que por poco provocan la paralización total de actividades del gremio que actúan como si fueran un club de amigos. Una vez enojados los compadres se dicen las verdades y sin querer queriendo abonan para el divisionismo del gremio orquestado desde las altas esferas de los gobiernos de turno.