Embarrarse las manos no es ninguna garantía para reclamar la verdad ante la justicia nacional o internacional, pero sí es motivo de preocupación para todo un pueblo que observa y escucha cómo la Amazonía ecuatoriana ha sido afectada por la falta de un control adecuado y oportuno en la explotación de nuestras riquezas naturales en años anteriores, los involucrados salen a la luz pública solo cuando existe una denuncia formal, el problema grave es que ante tal alarma, en cualquier momento podría suceder que los aborígenes o nativos que sintieren afectados sus intereses confundan a las empresas que laboran honestamente en la región Oriental y generalicen sus reclamos ante inocentes trabajadores, desbordándose esto en un verdadero conflicto de intereses en nuestro propio territorio.