Me refiero al artículo que publicó EL COMERCIO el pasado 4 de agosto, escrito por el profesor y excanciller Francisco Carrión, con el título “La Celac para qué puede servir”.
En función de potenciar la organización que de manera temporal le corresponde presidir a Ecuador durante el 2015, el profesor Carrión señala que la diplomacia ecuatoriana “podría interceder en el problema de la salida al Pacífico de Bolivia…” afirmando que hacer lo anterior “le daría legitimidad a la Celac”.
Para el Gobierno de Chile, la propuesta de que la Celac asuma un papel en relación a problemas bilaterales en nuestra región, carece de realismo y pragmatismo y, paradojalmente, ofrece la perspectiva de que -sobre la base de promover un objetivo como ese- se abran caminos de irrelevancia para esta novel creación del impulso regional hacia más y mejores mecanismos de integración.