Cito a Gonzalo Maldonado Albán: “¿La ‘Píldora del día después’ nos hará más promiscuos y lascivos? Lo dudo mucho. Seguramente evitará el sofoco de alguna pareja de novios o amantes que no tomaron las precauciones debidas… Pero de ahí a asegurar que una pastillita de colores cambiará nuestra conducta sexual, es totalmente absurdo”.
Al respecto, planteo: el mundo actual ha “banalizado” la actividad sexual. A quien cuestione esta afirmación, le invito a leer “La civilización del espectáculo” de Mario Vargas Llosa. En este contexto, pregunto: ¿cuánto contribuye a tal “banalización” la elogiada píldora, que facilita las relaciones sexuales sin responsabilidad? ¿Cuánto cambiaría este panorama si en lugar de promover el uso de la PDD enfocáramos el empeño social en concienciar a jóvenes (y adultos) sobre la sublime trascendencia del acto sexual?