El 4 de agosto, el señor Juan Esteban Guarderas publicó un artículo sobre la exposición “La intimidad es política”, en donde se percibe un sentimiento cristianófobo. Dice que Quito debería asemejarse a Nueva York o París, lo cual se logra permitiendo con “valentía” esta expresión de arte. Lamentable criterio, creer que arte es presentar imágenes que atentan a los valores morales quiteños, es libre de creerlo así; pero no por ese derecho a la libertad de expresión puede ir a exacerbar los sentimientos de la ciudadanía colocando ese “denigrante arte” a las puertas de las Iglesias del Quito Colonial. Si eso asemeja a Quito a New York o París, prefiero nunca permitir que mi franciscana ciudad se parezca a esas ciudades que denigran el arte. Por tanto, si al señor Guarderas le gusta ese arte colóquelo en la sala de su casa, pero no venga a exacerbar el sentimiento moral de la ciudad. Hoy, gracias a Dios, debemos agradecerle sí al Alcalde, porque dispuso retirar tan “denigrante arte”; porque el derecho a la libertad de expresión no significa derecho a la agresión.