Un reciente estudio realizado por la Unicef ha demostrado que el confinamiento y la pandemia del covid-19 afectó la salud mental de los jóvenes, puesto que demostró que al menos el 27% reportó sentir ansiedad y el 15% depresión (Unicef, 2020,). Estas son cifras alarmantes porque son datos de los primeros meses de la pandemia, por lo que se espera que esas cifras sean al menos el triple para el final del 2021.
La falta de estas actividades y el confinamiento ha inducido a muchos jóvenes al alcoholismo y consumo de estupefacientes. Lo más preocupante de esta situación es que uno de cada tres solicitó ayuda a su círculo familiar o de amigos, los demás permanecen en silencio con esta dura realidad. Ahora, incluso el impacto podría ser peor con la variante Delta en la ciudad.
Esto no solo ocurrió en nuestro país, un reportaje de Los Ángeles Times reveló que, en ciertas ciudades de EE.UU., sucedió lo mismo, provocando los mismos estragos en los jóvenes (Blume, 2021). Recalcando el hecho de que “la muestra no es representativa de toda la juventud en la región” (Unicef, 2020,), se puede notar en donde quiera que vaya, no solo en los hogares, sino también en las calles del mundo, donde se refleja los verdaderos efectos de la pandemia, desempleo, descontento, crisis económica y muchas más cosas que simplemente no nos damos cuenta. Al menos los problemas de la juventud, son problemas que nosotros mismos podemos resolverlos y así marcar la diferencia, puede que sea un problema minúsculo para algunos, pero al menos es un problema menos en nuestra sociedad.