El racismo no es solo cosa de adultos. Sus síntomas aparecen ya en la infancia, y en esta etapa vital puede dar lugar a episodios de crueldad como acoso escolar, marginación, burlas, prejuicios, etc. Es por esto, que es importante educar a los niños para que rechacen el racismo.
Resulta complicado tratar de explicar a los niños las diferencias genéticas, pero sí es bueno dejar en claro que esos rasgos a los que se les atribuye una interpretación racial son como cualquier otro rasgo físico, así como el hecho de ser más alto, más bajo; tener ojos pequeños, grandes o incluso tener una tonalidad de piel diferente, etc.
Es importante que los niños y niñas también tengan en claro que los territorios no tienen razas, y las razas no tienen territorios. No importa el lugar de dónde una persona provenga, sus rasgos no la hacen superior ni inferior a ellos.
Si bien es cierto, no es fácil explicar este fenómeno a niños que por sí solos no son racistas, pero el convivir en una sociedad con personas que sí lo son, los conllevan inconscientemente a actuar de la misma forma, sin embargo, es importante hacerles entender que la apariencia no nos dice nada sobre la personalidad de alguien en concreto, ni sobre sus intereses, su idioma, etc.
Esthefany Soraya Hernández Ortiz