Con excepciones, la apreciación por la vida y el respeto al prójimo es directamente proporcional al desarrollo intelectual y salud espiritual de una persona. Las dos cosas suelen ir de la mano. Alguien bien educado en la historia y realidad del universo suele tener un nivel de conciencia más elevado y ser sensible de la fragilidad de su vida y la de otros sobre quien posee poder. Esto puede verse como madurez intelectual. Aunque exista madurez fisiológica, las personas a las que les han sido negadas oportunidades de desarrollo intelectual, no podrán nunca alcanzar las condiciones necesarias de responsabilidad y autocontrol para tareas que exigen disciplina y control mental, como la de manejar transportes en las difíciles vías del Ecuador. Frente a la ausencia de este catalizador social, la represión suele tener escaso éxito.