En el fondo a todo ser humano le gusta poder complacer con algún regalo o detalle a sus seres queridos. Pero el sueldo fríamente sigue siendo el mismo. La juventud tiende a pedir a sus padres dinero de regalo y no juguetes salvo si es el último celular de moda. Pero las personas tienden a excederse en las compras que terminan impactando en el bolsillo. Los comerciantes buscan aprovechar lo mejor posiblemente para equiparar las bajas ventas y utilizan palabras mágicas que hipnotizan al consumidor: Liquidación, remate, combo de locura, finaliza la promoción o 50% de descuento, etc. Y el usuario común termina cayendo en la tentación de comprar cosas que no necesita aumentando su stock de ropa o novedades del momento. En el mismo sentido ir emocionado con algún tipo de alcohol a los almacenes a realizar las últimas compras del año crédito. Luego inicia el año 2018 con el pie izquierdo y no sabe cómo se esfumaron la quincena, el décimo, el bono regalo, o el anticipo de la utilidad. Ahora le tocará refinanciar la tarjeta, las cuotas del almacén etc. Esto a su vez genera estrés por endeudarse más allá de su capacidad e impacta en la falta de concentración en el trabajo, luego buscará alguna actividad deshonesta que le mitigue la angustia de la deuda. Recordando el triángulo del fraude Oportunidad, necesidad y falta de ética perdiendo incluso el empleo o la libertad y el poder dormir que es lo más hermoso de la vida. Simplemente la vida se le tornó de “cuadritos” pero lo bueno es que todavía se está a tiempo de ser prudente con las finanzas, tener la disciplina bien enmarcada y no perder la brújula del Norte de nuestras vidas. Felices fiestas de fin de año.