La educación en una sociedad se refleja en todas las acciones y expresiones, empezando por lo más elemental como saludar, dar gracias, disculparse, no botar la basura en la calle ni hacer sanitario de la misma, en fin, unas normas que indican la educación de un pueblo.
Lamentablemente, el vocabulario vulgar y grosero que emplean las altas autoridades y aun las “damas” es un mal ejemplo permanente que se debe cortar así como la polarización de clases que envenena a la sociedad, atenta contra la educación, manda a respetar al ser humano como tal, no por su estatus social, político o económico.
Un acierto del Ministerio de Educación sería disponer un gran tiraje de Carreño y repartir en todo el país empezando por las altas autoridades hasta las lejanas y paupérrimas escuelitas. Entonces habría esperanza de que en algunos años se vea el resultado de una verdadera reforma educativa con una población educada, lo único que le hace falta a este lindo país.