Editorial de el país

El catedrático catalán Antón Costas es el autor de un magnífico editorial en el diario El País de España sobre estos personajes bizarros. El texto retrata a “ciertos políticos y economistas que fungen de reformadores”.

Los tilda de dictadores porque “imponen sus preferencias a la sociedad en defensa de sus propios intereses”; el señuelo más corriente es fungir de representantes de las grandes mayorías. Benevolentes, porque al aplicar sus políticas noveleras, lo hacen como un favor al país y a la humanidad.

La urgencia por imponer sus preciadas reformas requiere de una antigua forma de abuso, “el decreto-ley”. Es que los dictadores detestan el consenso, aman la imposición.

Felizmente, la vigencia de estas decisiones improvisadas e irresponsables es efímera y termina cuando el autor del engendro se marcha al exilio para evadir el reclamo de la Justicia que antes manipuló. Por ello es crucial que el pueblo reconozca al dictador benevolente y evite que se perennice en el poder.

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