¿Los ecuatorianos somos nobles o bobos?

Conversando con amigos y colegas sobre la corrupción en el país, después de discernir sobre el triste panorama, siempre alguien dice “¿qué podemos hacer? siempre ha sido así”, otros expresan “toda la vida han robado en los contratos públicos”, alguien es más categórico al afirmar: “todo está podrido”, y yo me sigo preguntando ¿hasta cuándo permitiremos que nos roben?

Mi memoria pone en lista los casos de corrupción más sonados desde que el país volvió a la democracia en 1979, así encontramos: La sucretización, procesadora de basura (Guayaquil), arroz con gorgojo, muñecas de trapo, Ecuahospital, gastos reservados, Flores y Miel, Terminal Terrestre (Guayaquil), la AGD, feriado bancario, saquillos con dinero en Carondelet. Más recientemente, en la década de la banda correísta, tenemos: Narcovalija, come cheques, tenedores de deuda externa, chalecos para motorizados, contratos petroleros, y los sobreprecios millonarios como en la Refinería de Esmeraldas, Poliducto de gas, terrenos de Refinería del Pacífico, también la utilización de medios y fondos públicos para campaña electoral, extorsión a contratistas del Estado para obtener “contribuciones”.

Para colmo, nuestro “Poder Judicial” que, como todos hemos comprobado, casi nada recupera de lo saqueado al país, donde los acusados son los primeros en huir por los aires a otras tierras, y nos quedamos contemplando cómo llevan vida de reyes con dinero mal habido.

Hay que mencionar a la Asamblea Nacional que con su espantosa inacción se vuelve cómplice de todo lo que huele a podrido.

Pero los ecuatorianos seguimos trabajando a sudor limpio para llevar el pan a la casa, a la vez que esperamos las nuevas medidas económicas con más imposiciones tributarias para cubrir el déficit producto de la corrupción. Aquí mi pregunta inicial: ¿Los ecuatorianos somos nobles o bobos? ¿Hasta cuándo? 

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