La gran mayoría de ecuatorianos somos honestos, cumplimos la ley y obligaciones, pues respetamos normas y al prójimo, pagamos impuestos para el bien común, pero hay quienes creen que burlar tributos, la ley y los deberes, es un éxito, así como celebrar que algún personaje se haya llevado millones en costales al exterior, y sin pudor exigir que el estado “indemnice” los daños y perjuicios “sufridos”, o que mentir y calumniar es valentía política, pese haber eludido la justicia en paraísos caribeños, derrochando dinero en mansiones y casinos, para volver a la “estrategia” del denuesto y el dicterio contra mujeres que hacen política; aunque una Juez cuando fue injuriada, ante la amenaza de juicio, hubieron excusas con el clásico “yo no fui” ratificando una cobardía patológica, aplaudida por quienes no conocen la dignidad ni la decencia. “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres” J. Martí.